Y cuando la aurora del día anuncia que ya es Miércoles Santo, algo grande se acerca en el barrio de Capuchinos; el servicio de limpieza del ayuntamiento baldea la calle Eduardo Domínguez Ávila porque en unas horas el Santo Cristo de las Penas y María Santísima del Auxilio volverán a recorrerla en su camino hacia la Catedral.
Los nazarenos del negro alegre, en respetuoso silencio y al toque del palermo del mayordomo, iniciarán su estación de penitencia desde el Santuario de María Auxiliadora hasta la Catedral para cumplir, año tras año, con lo dispuesto en las Constituciones: hacer estación de penitencia en el Templo Mayor de la ciudad. Enfilando calle arriba hacia la Plaza de Capuchinos buscando El Molinillo, calle Ollerías y calle Granada para llegar a la Plaza de la Constitución a pedir la venia para el paso por el recorrido oficial que desembocará a los pies de la Torre Sur de la Santa Iglesia Catedral Basílica.
Para esa hora, el Sol ya se ha puesto en el horizonte y le ha dado el relevo a la Luna que marca, a la salida de la Estación de penitencia en la Catedral, la senda de regreso por el Patio de los Naranjos, el paso por las bulliciosas calle Echegaray y plaza de Uncibay, la emocionante subida de calle Dos Aceras donde los hombres de trono renacen como Ave Fénix sobreponiéndose al arduo esfuerzo realizado durante todo el recorrido, para mecer en sus hombros a sus Sagrados Titulares al son ininterrumpido de marchas procesionales que sólo cesan cuando coronan la Alcubilla. Es entonces, cuando la Hermandad siente que ya está en casa, ya ha llegado al barrio que, en duermevela, espera el regreso del Cristo de las Penas y de su bendita Madre del Auxilio.
Cuando las cornetas y tambores rompen el silencio de medianoche y anuncian la llegada, el barrio despierta y se echa a la calle para acompañar el cortejo en su entrada en la Casa Hermandad; una entrada ordenada, en silencio, sólo alumbrada por los cirios color tiniebla que a ambos lados del salón de trono iluminan la noche capuchinera para decir: un año más, los hermanos de la Hermandad han hecho su estación de penitencia por las calles de Málaga que culmina, cuando ya posado el trono y abrazado por todos los hermanos el Hermano Mayor dice: “Hermanos, la estación de penitencia ha finalizado”.