Santo Cristo de las Penas

Autor: Manuel Carmona Martínez  

Material/Soporte: Madera de Pino

Técnica: Tallado en madera de cedro estofada y policromada

Dimensiones: mide aproximadamente 190 cms.

Datación: 1987-1989

Descripción:

En el mes de julio de 1987 fue el primer contacto de la Hermandad con el que sería el escultor del futuro grupo en el que el imaginero y la Comisión Reorganizadora, siendo presidente de la misma D. Fernando E. López Soler, se vincularon desde un primer momento. 

El 28 de noviembre de 1987 se firmó el contrato entre el escultor y la Hermandad, donde ese día fue un acontecimiento de lo más importante en los anales de la Cofradía.

El 12 de marzo de 1989, fue bendecida la imagen del Cristo de las Penas en la Parroquia de la Divina Pastora y Santa Teresa de Jesús, D. Antonio Rodríguez Tallón S.D.B. provincial de la Inspectoría Salesiana “Santo Domingo Sabio” fue quien presidió la celebración religiosa, siendo los padrinos D. Pedro Castro y su esposa. 

La efigie del Cristo de las Penas se constituye como la figura central del grupo, de sublime veracidad y de esbelto canon, con hechuras muy tensionadas, representa fielmente la lucha del Salvador por mantenerse erguido en el instrumento de tormento, realzando el escultor las contracciones musculares de tórax y extremidades, marcando con veracidad la osamenta, sin llegar a la disonancia.

La cabeza inclinada sobre el lado izquierdo no sigue los clásicos cánones de la belleza platonista, tan arraigados en el alma de la tierra hispalense. La barba y la cabellera se funden en una sola, discurriendo los bucles tallados al estilo nazareo, desde el occipital hasta la parte superior del tórax, en paralelo con los abundantes mechones de la barba. Con ojos enumerando el severo castigo recibido y boca entreabierta, musitando con dificultad la frase establecida por los evangelistas en la tercera palabra.

Completa la línea discursiva, la ausencia de los signos del sádico tormento de la flagelación, encontrándose exenta de sangre y contusiones las zonas del pectoral, región abdominal y hepáticas, tan afectadas por las lesiones causadas por este tipo de actuaciones, queriendo magnificar el artista la divinidad de Cristo.

El sudario codífero realiza un exuberante juego de plegados que se introducen y salen por la región abdominal recubriendo las caderas y partes de los muslos del personaje. La lazada y el extremo colgante del costado diestro, es la única notación lógica en semejante despliegue de paños arrebujados sin control y con la opulencia característica de las obras escultóricas del Barroco romano.

El aspecto teatral queda totalmente concebido y visible, dota al Cristo de las Penas de una marcada musculatura, creando diferentes volúmenes. La posición arqueada de los brazos sobre la cruz evidencia una robustez muy marcada. Manuel Carmona juega con una diferente concepción del cabello, donde los mechones toman protagonismo cayendo al cuerpo del Cristo, como se aprecia en la configuración de la barba y de la corona de espinas, estas llegan hasta las cejas, y una de ellas le atraviesa el lóbulo de la oreja, al igual que las que realizaría Juan de Anchieta, realizando así un guiño a los escultores del Barroco.

Iconografía:

Representa la tercera palabra, que es el momento preciso que el que Cristo se dirige a San Juan Evangelista, para decirle, he ahí a tu Madre, mientras la Virgen mira a su hijo llorando desconsoladamente y le dice Madre he ahí a tu hijo.

Contexto cultural/Estilo: 

Realizado dentro de los cánones del más puro estilo barroco. Neobarroco.

Oración al Santo Cristo de las Penas

Santo Cristo de las Penas

postrado ante tu sagrada imagen,

vengo a implorar humildemente 

tu misericordia y tu perdón, 

tus sufrimientos y tus penas,

fueron el origen de mi salvación.

Convierte a los míos

en fuente de alegría,

para que tu valor redentor

alcance eficazmente a mi familia,

a mis amigos, y a todos los hombres

mis hermanos.

A quienes amo con todas las fuerzas

de mi corazón.

Amén.